Manchester, Ársenal y Barcelona están dotados de un juego exquisito, plástico y de toque rápido. Tienen talla, cuerpo, unos ojos verdes y unos cabellos dorados y dejan con la boca abierta a todo aquel que los ven. Sin embargo, el cuarteto lo completa el Chelsea, una mujer con experiencia y pasada de años pero que conserva un poderoso elemento: la sabiduría. Guus Hiddink es un perro viejo y convierte en virtudes sus defectos.
En la primera eliminatoria, el Barça se chocó ante un muro amarillo, bien colocado y que clonó el partido que planteó Juande Ramos con el Real Madrid en el Camp Nou allá por el mes de diciembre. El equipo de Pep Guardiola no cambió su idea de fútbol. Eso es bueno: si se muere, por lo menos con la cabeza bien alta. El Chelsea, que se ve inferior, intentó salir lo mejor parado posible para ver qué pasa en Londres. Ante Liverpool le salió de sobresaliente, en la Ciudad Condal sólo de bien. ¿Le será suficiente?
En Old Trafford, el Manchester le dio una lección al bisoño Arsenal. Da gusto ver jugar a los diablos rojos. Tienen una defensa sólida y un ataque de fútbol sala. Y, para colmo, con ellos juegan un tipo un tanto chulesco pero muy bueno. El Arsenal se defendió como pudo con un gran Almunia. Pero a buen seguro que en el Emirates Stadium los de Arsène Wenger, más entusiastas y jóvenes, le darán muchos quebraderos de cabeza a sir maleducado Alex Ferguson.
Las dos eliminatorias quedan muy abiertas, pero una final Barça vs Manchester parece, ahora mismo, lo más lógico y justo.
A. Alvarez Rodrigo
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