El objetivo

El equipo ganador es el que se levanta el primero después de una derrota

domingo, 28 de octubre de 2007

El Diablo


El destino es caprichoso, por ello quiso que un británico, Alfred Ormonde Edwards, fundara el A.C. Milan –y como buen inglés la pronunciación es llana y no aguada-. El equipo del norte italiano en sus inicios representaba a los obreros y trabajadores de la Lombardía, en contra del Internacional de Milán, la Bienamada, que simboliza a la riqueza, pero a la vez la chapuza y el despilfarro. El dios del fútbol decidió que el Milan vistiera de rojo y negro, para simbolizar a El Diablo y así ser el acérrimo enemigo de la Bienamada.

Con todo en contra, pues era el más pobre y no contaba con el favor de su dios, El Diablo luchó contracorriente para alcanzar el Olimpo. La primera final de la Copa de Europa que jugó el Milan fue ante el Real Madrid, del que dicen es el Profeta de esa deidad futbolística. El Madrid, como lo ángeles, viste de blanco, pues es el más puro de los colores. Así, por todo ello, el Milan vio en el Real a su enemigo en Europa, pero a la vez, el ejemplo a seguir. Desde aquel año 1958, Madrid y Milan, Profeta y Diablo, emprendieron una lucha por dominar el Planeta Fútbol.

El Real empezó fuerte y con un equipo mágico consiguió profetizar durante mucho tiempo. El Diablo, en la sombra, aguardaba su momento, aunque la espera fue larga y tortuosa. Hasta que en 1986, el más pícaro y valiente de los hombres, Silvio Berlusconi, decidió ayudarlo para resurgir de las tinieblas. Juntos aprendieron a dominar, primero Italia, y a partir de hoy Europa.

Pero antes, el dios del fútbol decidió castigar al Milan. Le concedió una ventaja de tres goles, y El Diablo, cayó en el error, no recordando el dicho de Prometeo: “No aceptes ningún regalo de los dioses”. El Liverpool se llevó la Copa de Europa más rossonera de la historia. La condena fue cruel y despiadada.

Por ello, la deidad futbolística decidió concederle una segunda oportunidad. Pero antes lo hizo sufrir: lo inmiscuyo en un asunto de amaños, le restó puntos en el Calcio, le concedió un juego infame y dejó que sus jugadores envejecieran más que nadie, minuto tras minuto. A cambio le llevaría al lugar más cercano al Olimpo, Atenas. Sólo había una regla: aprender del pasado. El Milan cerró el círculo y se vengó del Liverpool y de la Bienamada, tan feliz con su Scudetto que ahora queda a la sombra de esta Liga de Campeones. Y es que como es bien sabido, El Diablo es más sabio por viejo que por diablo.


A. Alvarez Rodrigo

sábado, 27 de octubre de 2007

Juande busca la felicidad


Juan de la Cruz Ramos decidió rescindir su contrato con el Sevilla F.C. para ir a Londres en busca de la felicidad. Sí, la felicidad. No el dinero, que parece ser el motivo principal de su marcha. Puede que sea un incentivo ver la cuenta corriente llena de euros -ahora serán libras-, pero si no se es feliz, el dienero poco importa.

Una ver confirmada la marcha, en Sevilla comienzan a sacar a la luz la mala, o mejor dicho, la fría relación entre el presidente, José María del Nido, y su entrenador. Al parece los planteamientos de uno y otro no eran los mismos, y cuando no se nada en la misma dirección, o por lo menos con las mismas ganas e ilusión, la envidia y las grietas personales se agrandan. Juande pedía al presidente que le reconociera su mérito como entrenador, mientras que del Nido le recordaba que lo sacó del paro.

Además, la compenetración con Rámón Rodríguez "Mochi", director deportivo, no era la correcta. Juande se quejaba de que el ex portero no le consultaba los fichajes, y así lo demostró con algunos de ellos, a los que no les ha dado "bolilla" -de Mul, de Sanctis o Chevantón-.

Ahora el técnico manchego pone rumbo a Londres, pero al club que en peor situación se encuentra. El Tottenham está antepenúltimo de la Premier con siete puntos y un juego llano. Sin embargo, Juande entiende que en el estadio White Hart Lane está la felicidad. Allí, a parte de los siete millones de euros por temporada, le orfrecen el puesto de manager general para poder confecionar un equipo a su imagen y semejanza.

El caso se asemeja mucho al de Rafa Benítez, quien tras ganar la UEFA con el Valencia decidió abandonar España, en una medida que muchos no entendieron, porque en Liverpool confiaban más en su trabajo y le ofrecían dirigir todo el apartado deportivo, sin jefes por encima de su cabeza que hicieran los fichajes. El resultado en tres años: campeón y subcampeón en la Liga de Campeones.

Pero que no piensen los aficionados "spurs" que el técnico español va a hacer milagros. Por la altura de temporada en que se ha realizado el fichaje, y por su situación tanto en la Premier como en la UEFA es posible que el club pase un año malo. Pero los dirigentes ingleses demuestran una confianza ciega en los "misters", y para claro ejemplo Sir Alex Ferguson que lleva 21 años en el Manchester United, un club con exigencias semejantes a las del Madrid y el Barça.


A. Alvarez Rodrigo

miércoles, 24 de octubre de 2007

Desde Guardiola hasta Mayo

A lo largo de los últimos días se han dado a conocer dos noticias de deportistas salpicados por el dopaje. En primer lugar, el ciclista vasco Iban Mayo recibía la grata noticia de que su, en principio, positivo por EPO en el pasado Tour de Francia no era tal, ya que el contraanálisis había dictaminado todo lo contrario. Casi al mismo tiempo, desde Italia llegaba otra gran información: la justicia transalpina absolvía a Pep Guardiola del positivo por nandrolona que al jugador catalán le detectaron hace seis años.

Sin embargo, el caso de Mayo parece que no ha visto su punto final, ya que la UCI no se fía del contraanálisis y ha pedido que la muestra B –usada en el contraanálisis- se vuelva a analizar. Los dos casos nos demuestran la dura realidad en la que viven los ciclistas. Lejos de ser tratados por igual con los futbolistas, los deportistas de la bici son vilipendiados por la sociedad y juzgados, en ocasiones, hasta límites insospechados. Cuando salió a la luz el positivo de Guardiola fuimos muchos los que mostramos nuestra incredulidad, no sólo porque ser un caso en un futbolista –pocos hasta el momento-, sino por que Guardiola inspiraba confianza y sinceridad, modelo del buen deportista.

Sin embargo, la publicación del presunto dopaje de Mayo provocó un “si es que ya lo sabía yo”. Los ciclistas soportan acusaciones y sospechas que ningún ciudadano aguantaría. Ahora, el Código Mundial Antidopaje va a implantar el pasaporte biológico, por el que, mediante unos sistemas estadísticos, cualquier corredor sospechoso no podrá correr. Es decir, ya no sólo se les castiga en caso de positivo, sino que también se hará en caso de ser sospechoso. A esta medida hay que sumarle el ya consumado Código de Conducta que obliga a los equipos a controlar en todo momento a sus deportistas. Y cuando se dice controlar es controlar: saber en todo momento dónde está, que está haciendo y con quién y durante cuanto tiempo, lo cual menoscaba su libertad privada. Incluso, Jonathan Vaughters piensa en controlar a su corredores vía GPS.

No se puede esperar menos de un organismo que está comenzando a dar síntomas de senilidad. La lucha del dopaje provoca que hasta el presidente de la UCI, Pat McQuaid, diga, por un lado, que “si la duda sobre los ciclistas continúa, el ciclismo se acercará a la parodia”; y luego, por otro, sea el primero en exigir la revisión de los análisis de Mayo, pues lo cree, a todas luces, culpable.

La benevolencia que hay sobre el futbolista se transforma en persecución con cuchillos entre los dientes detrás de los ciclistas, quienes son tratados como animales sin sentimientos ¿Quién le devolverá a Mayo los tres meses de sufrimiento? Hay que perseguir a los tramposos, tanto del deporte rey como del resto, pero procurando que no paguen justos por pecadores.

A. Alvarez Rodrigo

domingo, 21 de octubre de 2007

Misión ¿imposible?

Interlagos dicta sentencia. Pero tras los entrenamientos del Gran Premio de Brasil parece que la misión de conseguir el tercer Mundial de Fórmula Uno se ha tornado en imposible, o cuanto menos, en casi imposible. Hamilton y Raikkonen han tomado ventaja en la parrilla de salida y el asunto está aún más chungo.

Pero si por algo se están caracterizando las nuevas generaciones de deportistas españoles es por su capacidad de sufrimiento y su afán de superación. Siguen ejemplos como aquellos que hicieron historia en su momento: los Paquillo Fernández Ochoa, Perico, Induraín, Fermín Cacho, Abel Antón... deportistas en cuyo bocabulario no se encontraba la palabra fracaso.

Alonso ha padecido las de Caín esta temporada. Lejos quedan aquellos años de Renault, donde el equipo lo daba todo por él. Ahora, su jefe decidió desde el priemer día repartir igualdad de condiciones a sus pilotos. Aunque, ¡si esto es igualdad..., no quiero pensar que hará cuándo decida decantarse por alguno de los dos! Ron Dennis apostó por Hamilton en pretemporada en lugar de De la Rosa, una apuesta arriesgada. Y todo le ha salido a pedir de boca.

Ahora tan sólo les quedan un pequeño paso. Pero espero que no lo den. Siendo sinceros, somos muchos en este país que deseamos que gane Raikkonen antes que Hamilton. Los chanchullos del niño mimado y Dennis, así como el comportamiento -en forma de arrogancia- del padre de la criatura han unido a los españoles -alonsistas y antialonsistas- en un mismo fin: que el Mundial no vaya para Inglaterra.

Pero, pase lo que pase, una cosa queda clara: contra todo lo que ha tenido que luchar, Fernando es el verdadero número uno de este deporte. Diga lo que diga la clasificación general.

A. Alvarez Rodrigo

jueves, 18 de octubre de 2007

¡Vaya semanita!

Cada vez que la Selección Española se concentra para jugar algún partido surgen polémicas tontas o que carecen de sentido. En esta ocasión, comenzó con las palabras robadas a Luís Aragonés, en las que preguntaba cuántos títulos habíamos ganado con Raúl. La verdad es que ninguno, en eso lleva razón. Pero es que tampoco hemos conseguido ningún gran torneo ni con Cesc, ni Iniesta, ni con Albelda, ni con Torres. Además de que él mismo podíamos reflexionar que cuántos hemos ganado con él. Si no quiere llevar a Raúl que lo diga claro, y se deje de rodeos y de engaños. Igual que ha asumido ciertas decisiones, que diga rotundamente que no cuenta con el 7, y así se acabarán los debates entorno al madridista.

El seleccionador ha hecho bien en realizar declaraciones a la prensa sólo después de los partidos, porque cada vez que habla sube el pan (recuerden que ha aumentado el precio hace poco, no sé si por la subida del trigo, o por las palabras del de Hortaleza). Vendría bien, de vez en cuando, recordarle a Aragonés lo que prometió al acceder al cargo: dimitir si no llegábamos a semifinales en Alemania. Aunque, claro, como ni siquiera llegamos a cuartos, a lo mejor por eso cree que no incumplió la promesa.

Pero como la Federación Española de Fútbol parece un programa de humor, los “sketch” no tienen descanso. Si no es el mister el protagonista, aparecen sus secundarios: Villar y cia. La idea de hacer desde la federación un festejo a Raúl es como querer enterrar a un hombre en vida ¿Cómo se puede homenajear a un jugador que aún aspira al equipo nacional? No tiene ni pies ni cabeza.

Luego viene lo de Marchena, quien hizo unas declaraciones absurdas, como el que dispara sin apuntar. O lo de la prensa hablando tres días del segundo gol a Dinamarca. El siguiente paso sería colocar a España como favorita para la Eurocopa de Suiza y Austria. Afortunadamente, de momento, y solo de momento, los medios no nos han vendido esta moto, pero temo que cuando ganemos unos partidos más, aparecerá el titular: España favorita.

Y por último, para cerrar unos días de “locura” aparece por Madrid Ron Dennis para asegurara la equidad entre Hamilton y Alonso en Brasil ¿A quién quiere engañar este tipo? No ha habido igualdad en todo el año, y la va a haber en el juicio final ¡Ni que fuéramos tontos! A lo que ha venido el señor Dennis es a tranquilizar a Botín, quien, al fin y al cabo, es el que pone gran parte de la pasta. Lo de Brasil ya se sabe: si gana Hamilton, brindis; si lo hace Alonso, lágrimas de tristeza.

A. Alvarez Rodrigo

miércoles, 17 de octubre de 2007

Despiporre televisivo


Después de casi dos meses de “tiras y aflojas”, por fin un juez ha puesto la cordura en el asunto de los derechos televisivos, conflicto que enfrentaba a Mediapro y Sogecable. Desde el inicio liguero, los aficionados al fútbol han estado pendientes hasta el último momento de cuándo y por dónde se iba a retrasmitir el partido de su equipo favorito, ya que las rencillas entre los dos magnates de la comunicación, propietarios a su vez de los derechos de los clubes de Primera División, traían como consecuencia un baturrillo de horarios y televisiones en las que nadie se aclaraba.

Por una parte, los aficionados al fútbol han podido disfrutar de encuentros emitidos gratis, cuando en principio hubieran sido por PPV, como fue el Villarreal – Real Madrid de la segunda jornada. Sin embargo, con el paso de las jornadas, el enfrentamiento hizo que los aficionados se sintieran mangoneados por una guerra en la que nada o poco tenían que ver. Así, el ridículo llegó en la quinta jornada, cuando el partido previsto para emitir en “abierto” era el Real Madrid – Betis, pero que al final no fue así. Perdieron los aficionados y perdieron las plataformas televisivas.

El ridículo total llegó el pasado fin de semana, cuando, tanto Mediapro como Sogecable cayeron en la bajeza más honda a la que han podido llegar. No sólo impidieron a los aficionados disfrutar de un domingo lleno de fútbol, sino que además vacilaron a dos clubes como el Racing de Santander y el Real Valladolid. En principio ambos equipos iban a disputar el encuentro a las cinco de la tarde. Por lo que desde Pucela se organizaron varios autobuses para ir al Sardinero. Sin embargo, la guerra del fútbol provocó que Canal + se guardase las espaldas e hizo mover el partido a las nueve de la noche, cuando en realidad querían emitir el Barça – Atlético. Al final, el Plus se rebajó a realizar la retrasmisión de este último partido a las cinco de la tarde, dejando abandonado al Racing y al Valladolid.

Nada importa en esta sociedad capitalista que nos rodea. Da igual que los aficionados sufran estos conflictos inútiles entre empresarios que a veces se pelean como niños en el patio de un colegio. Da igual quien tenga la razón, porque, como pasa en las elecciones con los partidos políticos, ninguno de los dos va a aceptar la derrota. Al final se está perdiendo la esencia del deporte, que es, que los aficionados disfruten del triunfo/fracaso del equipo de sus amores, ya que los clubes mientras cobren poco o nada se van a quejar.


A. Alvarez Rodrigo