Una victoria más, un paso más cerca. Esa es la lectura que deben de sacar los hombres de Javier Imbroda tras su trabajado triunfo en León. El derby se presuponía emocionante. Y en el inicio fue así. Incluso, la torrija inicial, con cinco minutos sin anotar, indicaba que la sorpresa podía saltar en el Palacio de los Deportes. Pero al final se vio que los pucelanos están un peldaño por encima de los de Gustavo Aranzana. Mucho tienen que aprender los leoneses si quieren salir de un pozo que te atrapa y no te suelta. Crucial será el próximo partido ante el MMT Estudiantes en Madrid. No decisivo, pero si de mucha importancia moral. Y para ganar, los de Aranzana deben mirarse el problema de las pérdidas de balón.
La otra cara de la moneda son los pucelanos. Al principio de la temporada nadie sospechaba que la cosa pudiese llegar a estar tan bien. Quizás Lalo García e Imbroda. El resto sospechábamos, como un chepudo, de todo el optimismo que se despachaba desde el club. Ahora la Copa del Rey es algo que se puede tocar. En una liga llena de sorpresas, sobre todo por el liderato del Bilbao, ver al Capitol en Vitoria en febrero no sería descabellado. Una alegría para una afición fiel, como todas, pero sufridora como pocas. Me río de las angustias de los seguidores del Atlético de Madrid, que sufren por estar en Europa. Eso no es padecer. La tortura de bailar con el descenso a LEB o con la desaparición, ha sido la nota habitual entre la afición morada en los últimos tiempos.
Ahora quedan dos jornadas. Dos partidos ante Polaris World Murcia y Akasvayu. Dos puestos y cuatro equipos: Unicaja, Granada, Akasvayu (con ocho victorias) y Capitol (con siete). A priori, y aunque ahora mismo esté octavo, el Cebé de Curtis Brorchartd lo tiene muy duro. El Tau en Vitoria, y el DKV son dos cocos difíciles de superar. Por lo tanto, parece que, si una plaza es para el Unicaja (que le queda Cajasol y Pamesa), la otra será para el que gane del Akasvayu-Capitol, en la última jornada, el día 13 de febrero en Fontajau. Pero antes está el Murcia. Incluso, cabe la posibilidad que la mala relación entre Scariolo y su presidente, Francisco de Paula Molino, se contagie a la plantilla, y los malagueños se queden sin una de sus citas favoritas. Mucha emoción por vivir, en una ACB de locos.
A. Alvarez Rodrigo
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