Hay superhéroes de muchos tipos. Está Superman, Spiderman o Batman. Luego hay otro tipo de superhéroes más desconocidos. Al principio se les toma a risa, pero que con el paso del tiempo y de las ediciones, se van colando en el corazoncito de cada uno. Como Superlópez, por ejemplo.
Empezó allá por los años 70 como una parodia de Superman. Juan López Fernández no tiene parangón con el personaje americano: narigudo, tirillas y más bien feúcho con un bigote fuera de época. Lejos del escultural Clark Kent, que porta con estilo su traje azul con su capa roja.
Algo parecido se pude decir de Usain Bolt y José Luis Posado. ¿Quién? Al veloz, excéntrico, genial, bello, divertido y rompedor velocista jamaicano creo que no hace falta presentarlo. Ya aparece él, y con su sonrisa y su característico gesto nos embelesa a todos. Después, eso sí, de haber roto alguna barrera de velocidad.
Posado, por su parte, es un cincuentón zamorano que empezó a correr grandes distancias después de que su médico le dijese que tenía el nivel de azúcar alto. Tan en serio se lo tomó, que se ha convertido en un loco del atletismo de fondo. La última, el pasado fin de semana. Se fue de Zamora al Angliru, así porque sí. 260 kilómetros en 36 horas.
La cuestión es creer que no existe el no pudo, el no me atrevo o el imposible (ya saben, “Impossible is nothing”). Da igual Superman que Superlópez, no hace falta ser guapo, lo importante es saber que no existen los límites.
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