Mata y Villa, en la segunda parte, certificaron el triunfo “ché”El Valencia C.F. de la era Ronald Koeman vuelve a conseguir un triunfo en la Liga después de diez jornadas, a costa de un inoperante Valladolid que suma dos derrotas consecutiva. Mata y Villa, ambos en la segunda parte, resolvieron un encuentro flojo y parco en ocasiones de gol. El Valladolid no supo como atacar a la buena línea defensiva del equipo valenciano, que parece haber encontrado su estilo de juego.
A. Alvarez Rodrigo
Dijo una vez Mario Vargas Llosa que el fútbol podía ser una buena novela, con un arranque, un desarrollo, unos momentos de intensidad emotiva, pero finales felices y a veces trágicos. Hasta esta jornada, el Valencia parecía más un cómic. Y no sólo porque Tintín y su perro Milú (Bakero) estuvieran en el banquillo, sino porque el equipo hacía reír a todos, menos a los propios protagonistas, los aficionados “chés”, que sufrían en cada derrota como si les hubiera caído un piano desde un tercer piso.
Pero diez jornadas más tarde, y al filo de convertirse en el peor revulsivo de la historia del campeonato liguero, Koeman consiguió abrir el paracaídas y frenar la caída libre en la clasificación. El técnico holandés presentó en Zorrilla su enésimo sistema táctico (1-4-1-4-1) con Marchena por delante de la defensa y Villa en punta de ataque. El Valencia ganó en solvencia defensiva, ante un conjunto, el Valladolid, que se caracteriza por ser de los que más ocasiones de gol crean por partido.
El equipo de José Luís Mendilíbar no supo como meterle mano a la tela de araña valenciana. Álvaro Rubio y Vivar Dorado a penas conseguían dominar el centro del campo. Y la culpa la tuvo Ever Banega, que demostró que, además de enseñar su cuerpo por Internet, también sabe jugar al fútbol, aunque aún adolece de ese punto de intensidad defensiva que diferencia a la Liga española de la argentina.
Volviendo a Vargas Llosa, el encuentro tuvo un arranque frío, como el día. Ninguno de los dos equipos conseguía llegar al área rival. Un cuarto de hora tardó el Real Valladolid, a través de Víctor, en tirar a puerta, cuando hace dos semanas tan sólo necesitó siete segundos para perforar al Espanyol. El otro protagonista de aquella jugada, Llorente, tuvo la ocasión de abrir el marcador. Capdevila se zafó de manera presurosa de su par y se la metió en profundidad al ariete vasco, quien lanzó centrado y al muñeco.
La reacción visitante llegó en la jugada siguiente. Joaquín hizo lo propio con Marcos y avanzó en paralelo a la línea de fondo. Sin embargo, el andaluz, en lugar de pasarla hacia atrás, decidió lanzar, para que Alberto, que sustituyó al sancionado Asenjo, despejara con algún problema.
Momentos emotivosTras el descanso, los blanquivioletas tuvieron una clara ocasión para inaugurar el tanteador. Rubio sacó una falta rápida que llegó a las botas de Llorente, quien sin mirar se la cedió a Víctor. Su remate lo despejó Hildebrand de manera brillante con una palomita que arrancó algún aplauso a la afición. Y como en química, tras una acción, llegó la reacción. Joaquín galopó por la banda derecha y conectó con Villa. El asturiano penetró en el área y fijó un pase de la muerte, pero Mata no logró empujarla a tiempo.
Ocho minutos más tarde, Banega cazó una pelota en tres cuartos de cancha. El argentino se la cedió a Marchena, quien enlazó un pase por encima de la zaga local hacia Mata. Esta vez el joven burgalés no falló ante Alberto. El Valencia conseguía su primer gol después de cuatro jornadas sin ver puerta, y de marcar sólo dos tantos (al Zaragoza) en los últimos nueve partidos ligueros. Primera emoción de la tarde.
El Pucela acusó el golpe. Si bien desde el principio no se encontraba cómodo en el campo, con el marcador en contra la situación se tornaba en grave. Cinco minutos después, Víctor tuvo el empate en una falta al borde del área, pero su lanzamiento suspiró por fuera el palo de Hildebrand. El meta alemán, muy discutido en Valencia, tuvo una buena tarde. Y Capdevila lo corroboró, cuando no pudo batirle en un mano a mano.
Final feliz y trágico
Y la ley del fútbol dicta que el que perdona la paga. En un balón largo, el joven Arizmendi pudo en el choque con el añoso Marcos, y se fue directo a por Alberto, su primer disparo fue repelido por García Calvo. Así que el madrileño resolvió su segunda oportunidad con un pase a Villa. El “9”, claro está, no falló y subió el 0-2 al marcador. Era el quinto gol en Liga del asturiano, que no marcaba, paradójicamente, desde la última victoria de su equipo, aquella del año pasado ante el Murcia, cuando el delantero le hizo dos goles al Murcia.
Aún restaban 20 minutos, pero la novela tenía escrito su final. Un desenlace trágico para los blanquivioletas, quienes no pudieron reescribirlo, a pesar de que lo intentaron contra viento y marea, sobre todo contra marea, porque en los últimos minutos, comenzó a diluviar en Zorrilla. Por su parte, el Valencia, por fin, lograba escribir un final feliz e irse contento para casa. Dentro de siete días ambos equipos tendrán que relatar otra historia, el Valencia contra el Betis y el Valladolid en el Santiago Bernabeu.