Después de casi dos meses de “tiras y aflojas”, por fin un juez ha puesto la cordura en el asunto de los derechos televisivos, conflicto que enfrentaba a Mediapro y Sogecable. Desde el inicio liguero, los aficionados al fútbol han estado pendientes hasta el último momento de cuándo y por dónde se iba a retrasmitir el partido de su equipo favorito, ya que las rencillas entre los dos magnates de la comunicación, propietarios a su vez de los derechos de los clubes de Primera División, traían como consecuencia un baturrillo de horarios y televisiones en las que nadie se aclaraba.
Por una parte, los aficionados al fútbol han podido disfrutar de encuentros emitidos gratis, cuando en principio hubieran sido por PPV, como fue el Villarreal – Real Madrid de la segunda jornada. Sin embargo, con el paso de las jornadas, el enfrentamiento hizo que los aficionados se sintieran mangoneados por una guerra en la que nada o poco tenían que ver. Así, el ridículo llegó en la quinta jornada, cuando el partido previsto para emitir en “abierto” era el Real Madrid – Betis, pero que al final no fue así. Perdieron los aficionados y perdieron las plataformas televisivas.
El ridículo total llegó el pasado fin de semana, cuando, tanto Mediapro como Sogecable cayeron en la bajeza más honda a la que han podido llegar. No sólo impidieron a los aficionados disfrutar de un domingo lleno de fútbol, sino que además vacilaron a dos clubes como el Racing de Santander y el Real Valladolid. En principio ambos equipos iban a disputar el encuentro a las cinco de la tarde. Por lo que desde Pucela se organizaron varios autobuses para ir al Sardinero. Sin embargo, la guerra del fútbol provocó que Canal + se guardase las espaldas e hizo mover el partido a las nueve de la noche, cuando en realidad querían emitir el Barça – Atlético. Al final, el Plus se rebajó a realizar la retrasmisión de este último partido a las cinco de la tarde, dejando abandonado al Racing y al Valladolid.
Nada importa en esta sociedad capitalista que nos rodea. Da igual que los aficionados sufran estos conflictos inútiles entre empresarios que a veces se pelean como niños en el patio de un colegio. Da igual quien tenga la razón, porque, como pasa en las elecciones con los partidos políticos, ninguno de los dos va a aceptar la derrota. Al final se está perdiendo la esencia del deporte, que es, que los aficionados disfruten del triunfo/fracaso del equipo de sus amores, ya que los clubes mientras cobren poco o nada se van a quejar.
A. Alvarez Rodrigo
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