El objetivo

El equipo ganador es el que se levanta el primero después de una derrota

jueves, 8 de julio de 2010

Cuando Xavi dice esto es España

Una delicia de Orfeo Suárez, jefe de Deportes de El Mundo.

Un periodista extranjero abordó a Xavi en la zona mixta del estadio Moses Mabhida, en Durban, y le preguntó: "¿Esto es otro triunfo del Barça, no ?". El centrocampista lo miró, serio, y contestó: "Esto no es el Barcelona, es la selección, esto es España". Es innegable la aportación de la escuela de la Masia, del fútbol que ejemplifica como ningún otro este arquitecto del juego. Seis jugadores, más Villa, es decir siete, fueron titulares en el equipo que derrotó a Alemania, con lo centrales, la mayoría de los centrocampistas principales y los delanteros. Las palabras de Xavi, sin embargo, incidían en el mensaje de entenderlo como una parte del todo, la parte importante, pero una parte.

Xavi, en concreto, lo dijo desde el convencimento. No es un tipo que disimule, es optimista, práctico y muy, muy sincero. Como Puyol, que ni siquera en su día de gloria traicionó su costumbre de no hablar en las zonas mixtas. Le repele lo mediático, aunque seguramente no podrá resistirse al acoso. Xavi creció bajo la mortificante comparación con Guardiola en su club, y fue un seleccionador quien cambió su mentalidad y le hizo creer en una nueva jerarquía. "Durante años me consideraba un jugador importante, pero fue Luis quien me convenció de que debía ser el jugador clave. Después también lo hizo Pep", confesó a este periodista.

La Eurocopa, de la que salió como el mejor jugador del continente, multiplicó su dimensión, le hizo sentir el rol que le llevó a dirigir al mejor Barcelona de la historia. Es cierto, pues, que España le debe mucho al Barcelona, pero el club tiene también una pequeña deuda con la selección. Al volver de Viena, ni Xavi, ni Puyol, ni Iniesta recibieron ni un solo sms de felicitación de su presidente, Joan Laporta, ni de su club, que ese mismo año dedicó una portada de su revista corporativa al título olímpico de Messi. A los futbolistas les dolió, pero callaron.

Un olvido mezquino de un personaje sin clase, que presidió un gran Barcelona en lo deportivo pero sometió a sus caprichos mundanos y políticos a una entidad ejemplar, que no sólo le debe lo que es a Cruyff, sino a muchas personas y empleados que trabajaron por una entidad sin divisiones, como los desaparecidos Oriol Tort, uno de esos técnicos de base a los que iban dirigidas las palabras de Vicente del Bosque tras la victoria, en una lección de lo que significa saber ganar. Como Ricard Maxenchs, el mejor anfitrión, como Evarist Murtra, artífice del acuerdo con Unicef, y como ahora Pep Guardiola. Con todos ellos está en sintonía Xavi, y todos ellos, incluso quienes ya no están entre nosotros, celebraron en alguna parte la clasificación de España, tan suya como nuestra.

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