Otro batacazo más para España en organización de eventos deportivos. Tras la Eurocopa 2004 y los Juegos Olímpicos 2012 y 2016, ahora acumulamos el Mundial 2018 de fútbol. ¿Apuestas para el siguiente fracaso? Parece que no aprendemos de los errores y gastamos balas al ‘tún-tún’. Convocatoria para organizar un evento, ahí estamos los españolitos los primeros con las mejores notas.
¡Qué fácil es criticar y urdir el dedo en la herida! No. La cuestión radica en que hay cornadas que se ven venir de lejos y la decisión de Ángel María Villar de presentar una opción para 2018 junto con Portugal era errónea. No por el fondo, sino por la forma. España tiene más opciones sola que acompañada, que ya lo ha dicho Joseph Blatter muchas veces, no le gustan las dobles candidaturas.
Rusia ha vendido con el mismo plan que Río de Janeiro a Madrid: un power point con un mapita y los países donde se han celebrado mundiales de fútbol. Así de simple ¿Cosa de niños? No, no. Por el camino hay una vorágine de movimientos políticos (¿sobornos?, sí, también, imagino) y Villar, que se graceja siempre de su poder en la FIFA (tanto poder como una mona en una feria, por lo que se vio el jueves), no ha sabido moverse con eficacia. No hizo ni falta que fuera Putin, ni una tercera votación.
Vamos a ver si aprendemos de una vez a presentarnos a los eventos donde realmente podamos pillar algo. Saber movernos con agilidad y destreza, currarnos con esmero los votantes y dejar de lado tanta importancia a los informes de los comisarios, que, no nos engañemos, son los que mejor viven del mundo, y luego su opinión vale un carajo. Más geopolítica, amigos.
P.D.: Señores de la FIFA, ya sabemos que la corrupción en sus despachos parece una fotografía, algo normal, pero disimulen un poco. ¡Y procuren no filtrar los resultados una hora antes, que se pierde la emoción!
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