Esta semana han sido noticia dos problemas que van a ser, o mejor dicho, que ya son la peste del deporte. Primero fue el dopaje, con escandalosos casos ‘made in EE.UU.’, como el de Marion Jones, genial atleta de mentira. O tiempo antes con la sospecha, confirmada, de los deportistas de la zona soviético. Todo valía con tal de ganar, siempre ha sido la filosofía de muchos americanos y, antaño, de los comunistas. Ocurre que a algunos se les va de las manos.
Hace unos días, la Guardia Civil intervino en una red de dopaje. La investigación llegó hasta la casa de Paquillo Fernández. Miedo me entró en el cuerpo. Al parecer, la Guardia Civil encontró pruebas que le implican en una trama, cuyo cabecilla es un médico de Valencia, un tal Viru, amigo de Eufemiano Fuentes. Mala paja. Miedo me da, digo, porque Paquillo es un referente del atletismo español, igual que lo fue Marion Jones del americano. Y es muy duro ver cómo caen, como un mito se rompe.
El otro problema, más reciente, es el de las apuestas ilegales. Desde que se destapó una red fraudulenta en Alemania hace cuatro años, en torno a las declaraciones de un árbitro, Robert Hoyzer, que amañaba partidos, las apuestas en internet han estado en el ojo del huracán. Ahora, los vientos llegan a España. Rayo, Las Palmas y diversos futbolistas de la Segunda están bajo sospecha e investigación. Esto inscrito en el marco de una macro investigación donde se estudian 200 partidos a nivel europeo.
Hace unos días, la Guardia Civil intervino en una red de dopaje. La investigación llegó hasta la casa de Paquillo Fernández. Miedo me entró en el cuerpo. Al parecer, la Guardia Civil encontró pruebas que le implican en una trama, cuyo cabecilla es un médico de Valencia, un tal Viru, amigo de Eufemiano Fuentes. Mala paja. Miedo me da, digo, porque Paquillo es un referente del atletismo español, igual que lo fue Marion Jones del americano. Y es muy duro ver cómo caen, como un mito se rompe.
El otro problema, más reciente, es el de las apuestas ilegales. Desde que se destapó una red fraudulenta en Alemania hace cuatro años, en torno a las declaraciones de un árbitro, Robert Hoyzer, que amañaba partidos, las apuestas en internet han estado en el ojo del huracán. Ahora, los vientos llegan a España. Rayo, Las Palmas y diversos futbolistas de la Segunda están bajo sospecha e investigación. Esto inscrito en el marco de una macro investigación donde se estudian 200 partidos a nivel europeo.
La verdad, ¿a quién no le ha llegado el rumor de que tal o cual partido de Tercera División estaban mojados y que podíamos apostar al seguro caballo ganador? A mí, hace un par de temporadas, me empezaron a susurrar. Al principio lo comprobé y los resultados no eran totalmente fieles a los rumores. Pero alguno sí que coincidía. Ahora, la bola de nieve se ha hecho más grande y son los propios futbolistas profesionales, conscientes del poder de influencia que gozan, los que juegan en internet con su propia honra.
Apuestas y dopaje, juegos y drogas, siempre han sido mala mezcla. El deporte sufre, como si de una gripe A se tratara, con más miedo que soluciones. Además, creo que con ir al médico no va a servir, y no porque alguno sea de la calaña de Fuentes, sino porque no hay antivirales suficientes para curar estas lacras que ya afectan a todo el mundo del deporte.
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