Empezó bien el Zamora, dominando y con la iniciativa en el juego. Se buscaba un juego rápido, con mucha velocidad. Y de inicio se consiguió. El Almería, que utilizó una defensa inicial de 6-0, no tuvo más remedio que cambiarla a un 5-1. A partir de entonces la situación cambió. Los locales se atascaban en ataque, y el número 11 del Almería causaba estrago en la defensa verde.
Al descanso se llegó con un empate a 19 que auguraba un encuentro más que equilibrado. Decían los entendidos, que vistos los otros dos rivales del grupo, el que ganase, Zamora o Almería, sería el campeón. De modo que el partido se cargó con un matiz de final. A pesar de ser un grupo de cuatro, andaluces y castellanos-leoneses son los favoritos.
Sin embargo, y para pesar de la hinchada, la segunda parte fue un verdadero recital andaluz. El portero y el ya mencionado jugador número 11 ganaron el partido. De poco sirvió la defensa individual, como si de baloncesto se tratase, que le realizó Carlos. Jortos y Octavio, pilares del ataque, no acertaba. La grada empujó, pero poco se pudo hacer.
Restan aún dos jornadas. La ilusión no se debe perder, y la esperanza tampoco. Pero ayer el Alemría demostró ser un poco mejor equipo que el Zamora. ¡Lástima que sólo suba uno!
A. Alvarez Rodrigo
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