Al tiempo que se anunciaba su renuncia, en Argentina saltaban de alegría. El rival de España, que parte con el factor cancha a favor, ya se ve campeón por primera vez en la historia de la mítica ensaladera que corona al mejor equipo nacional de tenis. Vamos, es lo más parecido a un Mundial. Pero, precisamente porque se trata de una competición por equipos, la eliminatoria no está perdida. Ahora la estrategia es aprovechar la euforia y casi, casi, la prepotencia de la que están pecando los albicelestes para afrontar la final con mucha más rabia y fuerza.
En el mismo momento en que concluyó la semifinal, desde Buenos Aires ya se calentó el duelo. ¡Los argentinos son expertos en ello! Aquellas palabras de Juan Martín del Potro, fruto de la euforia y de la obsesión con Nadal, avisaron de que va a ser un partido vibrante y muy caliente. Tal es el grado de fiebre de los argentinos con el número 1 del mundo que cambiaron de pista. ¿Y ahora qué? Pues ahora ya se ven campeones porque no está Nadal. Sin embargo, Argentina olvida una cosa: la final la juegan contra España, no contra Nadal. Si fuese por un jugador, Suiza ya habría llegado a alguna final.
Si uno mira el ránking de la ATP se encuentra a cinco tenistas españoles entre los 41 mejores. Por su parte, Argentina sólo tiene a dos. Sí, es cierto, uno es del Potro, en gran estado de forma y con un juventud que rebosa ambición y un gran futuro, pero que está jugando el Máster Series de Shangai; y el otro Nalbandián, el mejor tenista de su país (con permiso de Guillermo Vilas) y gran artífice de que Argentina esté en la final, pero que no ha tenido una buena temporada. También es cierto que en los partidos individuales España parte ahora con mucha desventaja.
David Ferrer ha realizado un año por debajo de las expectativas y Almagro, presumible recambio de Nadal, no ha obtenido grandes resultados en los torneos importantes. En lo que respecta al “dobles”, por una vez veo a los nuestros con más opciones. Desde el principio se creó una pareja (Verdasco-Feliciano) con el objetivo de sacar un resultado en la final. Ahora ha llegado su momento. Los argentinos no tienen un “dobles” fijo, ya que Nalbandián (que suele jugar tres partidos si la eliminatoria se complica) ha compartido cancha con Caña y Acasuco (que será su compañero, ante la ausencia de Cañas en la convocatoria de Mancini).
La posible saturación de Nalbandián, la prepotencia argentina, más la ambición y la humildad de un grupo de tenistas que nunca han ganado la Davis tienen que llevar a España a alzar su tercera ensaladera. ¡Acaso no ganó la selección de baloncesto una final del Mundial sin Pau Gasol!
A. Alvarez Rodrigo
Foto: El País
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