El objetivo

El equipo ganador es el que se levanta el primero después de una derrota

miércoles, 8 de octubre de 2008

No a la liga de filiales

De nuevo surge el “rum, rum” de la liga de filiales, que podría ponerse en marcha la próxima temporada 2009/2010. Al parecer, porque las informaciones son confusas y escasas, la idea de algunos clubes, que ya cuentan con el apoyo mayoritario del resto, es formar una categoría cerrada en la que compitiesen los equipos B de los conjuntos que forman parte de la Liga de Fútbol Profesional (LFP). Es decir, una competición con 42 equipos.

Se desconocen gran parte de las condiciones, como la edad máxima de los jugadores o si se van a dividir en grupos a los distintos equipos. El objetivo es proteger a los jóvenes futbolistas españoles, ya que, según la LFP es preocupante el ínfimo número de filiales que hay en Segunda, Segunda B y Tercera. Pero también, la idea viene del modelo inglés, que posee una liga semejante.


Sin embargo, ¿qué sentido tiene agrupar a todos los filiales en una competición en la que no habrá ni ascensos ni descensos? ¿Cuál será la motivación de los equipos que no luchen por conquistar el primer puesto? ¿Qué ocurrirá si uno de los 42 equipos “mayores” baja a Tercera, o si por el contrario un club no adscrito a la LFP sube a Segunda?


Los promotores del proyecto dicen que también se pretende crear dicha liga para que los filiales no adulteren las competiciones ya que están a merced de que sus equipos matrices puedan convocarles algún jugador, como es el caso del Sevilla Atlético de Segunda. ¿No será que a muchos clubes les molesta jugar contra equipos B, cuyo principal objetivo, en la mayoría de los casos, es formar jugadores?



Tampoco entiendo la postura de los clubes, que han apoyado dicha liga desde el principio. La presencia de los filiales en Segunda B es molesta para muchos equipos de la categoría que pretenden ascender a la División de Plata. Ahí si es lógico el desagrado por la presencia de un B que pueda dar al traste con un proyecto millonario del club de una ciudad. Pero, ¿para los clubes de la LFP no es mejor que sus jóvenes promesas disputen partidos competitivos como los de una fase de ascenso o que sientan la presión por no descender?


La motivación y la competitividad son mucho más importantes en la fase final de formación de un futbolista que el hecho de jugar con gente de su propia edad. Además, ahí están los resultados. El Espanyol ha tenido a su equipo B en los últimos años entre Tercera y Segunda B. Si uno se fija en la plantilla perica de Primera, los canteranos forman el grueso del equipo. Lo mismo ocurre con el Osasuna, Las Palmas o el mismo Athletic.

El mayor obstáculo de los jóvenes futbolistas españoles no es la categoría donde militan, sino el dinero y la obsesión de muchos clubes por fichar extranjeros a los que apenas han visto jugar.




A. Alvarez Rodrigo

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