Desde el domingo han ocurrido hechos lamentables que, por inmiscuirse en el territorio deportivo, van a quedar sin castigo. El primero en abrir fuego fue Pedja Mijatovic. Su teoría de la conspiración es más propia de la época de la Guerra Fría que de la Liga española. Sus acusaciones, que se toman a broma, son muy serias. Está hablando de una corrupción arbitral, de un engaño en un mundo donde hay miles de millones de euros en juego. Se trata de un delito que podría acabar en los tribunales.
Pero el director deportivo del Real Madrid lo dejó ahí, como el que no quiere la cosa. Al igual que Alex Ferguson. El título de Sir define a una persona distinguida y de alta cultura y educación. Lejos de la realidad, el entrenador del Manchester United acusa al conjunto blanco de ser “el equipo franquista”. ¿A qué viene eso? Al parecer su intención era dejar claro que el Madrid consigue todo lo que quiere. El tema del franquismo es tabú en este país, pero… ¿se imaginan la que se hubiese liado si, por ejemplo, hubiera dicho que el Bayern de Munich es el club de Hitler? ¿O que el CSK de Moscú es un club stalinista? El galés tiene que andar con ojo porque, y más ahora, el tema de la dictadura es muy delicado y cualquier chispa puede preparar un enorme incendio.
En ocasiones las personas relacionadas con el deporte deberían cerrar la boca. Sobre todo en el mundo del fútbol, tan seguido en nuestro país. Entonces, según Ferguson, ¿para ser aficionado del Real Madrid hay que ser franquista? O, según Mijatovic, ¿el Madrid está siendo perseguido para que no gane esta liga, después de vencer en los dos últimos campeonatos? Si tiene pruebas que vaya a los tribunales y sino que acate la ley del silencio. Menos mal que sólo es deporte, sino estaríamos en guerra civil cada semana.