
Aunque hemos de reconocer que los rojiblancos sólo contaban con un defensa (y ni eso, porque Jorge Rodríguez vino como medio centro, pero se está convirtiendo en un gran central), se espera más de algunos jugadores. Agustín está yendo a peor; Hervás no dio buenos síntomas; Besugo y Joel no son ni su sombra, o por lo menos no llegan al nivel exhibido en sus primeros partidos, especialmente contra el Guadalajara. Se dice que el síndrome de los portugueses le ha afectado, ese que cuando firmas el contrato te hace tirarte a la bartola. A Gisvi, en el Zamora B, le ocurre otro tanto de lo mismo.
La excepción portuguesa es Lomba. La más notable de las bajas del domingo fue la del central y la de Gurrutxaga. Una de las bases del equipo este año que le ha llevado al segundo puesto es la línea defensiva, y sobre todo, el triángulo Dani-Jorge-Lomba. Impolutos. Y eso a pesar de las innumerables bajas del equipo. Algo relacionado con las meigas (que dirían los gallegos) acecha el Ruta. El sábado en el entrenamiento era increíble como iban cayendo uno a uno, como moscas en verano. Gurutxaga ni salió, Mariano lo intentó pero pronto se fue y Moisés se retiró apesadumbrado y para el final quedó el susto de Agustín que obligó a Tomé a incluir a Cristián.
Con el partido del domingo ante la Ponferradina se inicia el rodillo. El calendario no me gusta porque nos obligará a jugárnoslo al final contra los que presumiblemente vamos a estar ahí arriba. Sestao, Lemona, Guijuelo y C.D. Logroñés esperan antes de que venga el Huesca ya en la segunda vuelta. Por lo menos con moral se llega: dos victorias seguidas, cuatro partidos sin perder, cuarto equipo menos goleados y segundo más goleador. Pero aún así, el equipo tiene que dominar más los partidos y no ser como un títere en manos del rival. Contra la Ponfe hay una oportunidad inmejorable de domostrar que se es un buen equipo, un equipo de "play off".
A. Alvarez Rodrigo
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